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miércoles, 31 de julio de 2013

Mi querido profesor.


.LA REVISTA "BORDÓN", EN LA QUE COLABORÓ ACTIVAMENTE EL DR. FERNÁNDEZ HUERTA.


A lo largo de mi vida, he recibido muchas  influencias de distintas personas.
Una de las facetas, es la docencia y la investigación, y gran número de profesores, toda una pléyade, ha influido en mí, en mayor o menor proporción.
Pero acaso uno de los  que más han influido en mi vocación docente, haya sido el Profesor Dr. José Fernández Huerta.
Hace unos años, ya muy mayor, de muerte natural, falleció el genio de la Pedagogía.
¿Cómo le conocí?
En 1974, inicié mis estudios de Pedagogía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED.
Durante cinco años, desde el curso 1974-75 al 1978-79, estudié la carrera de Filosofía y Letras, modalidad de Ciencias de la Educación. Es decir, Pedagogía.
El doctor Fernández Huerta, era mi profesor de Didáctica.
Natural de Mieres, aprobó cátedras y pasó a ejercer su magisterio en la Universidad de Barcelona y luego en la UNED, en Madrid, donde organizó el departamento de Pedagogía, futura Facultad de Educación. Al empezar las clases de UNED, era el único Catedrático de ese Departamento.
Había contribuido, antes de  Barcelona, a la fundación, en Hispanoamérica, de la Universidad de los Andes.
A fines del curso 1978-79, ya Licenciado, me presenté a defender la Memoria de Licenciatura, ante un Tribunal formado por el Dr. Fernández Huerta y el Dr. David Sacristán. El tema, "La cogestón en la empresa educativa". Calificación, la máxima: Sobresaliente.
Y una nueva visita a Madrid, presentándome al Examen para la obtención del Premio Extraordinario de Licenciatura, dado que la Universidad consideró me hice acreedor a aspirante al mismo, debido a mi Expediente Académico. El Tribunal lo formaron los doctores Arsenio Pacios y Fernández Huerta. El tema a desarrollar por escrito durante tres horas, todo un "hueso": Técnicas de investigación experimental en Pedagogía. Resultado, la máxima calificación y obtención del Premio Extrardinario de Licenciatura en Pedagogía, por la UNED.
Durante el curso 1979-80, hice los diez cursos de Doctorado en UNED, y uno de ellos lo impartió el Dr. Fernández Huerta, "Paquetes modulares en educación". Extraordinario.
Superados los cursos, en el 1980-81, presenté mi Tesis Doctoral, que se titulaba "La formación profesional en España", que  era quasiexperimental, a mitad de camino entre la investigación descriptiva y la investigación plenamente experimental.
El tribunal lo presidió el Dr. Fernández Huerta, al tiempo mi director de tesis, y lo completaban los Profesores Doctores Fernández, López-Barajas y Rodríguez de Castro. Obtuve la máxima calificación de sobresaliente. Fue la primera Tesis Doctoral en toda la historia de la UNED, presentada por un doctorando alumno de esa Universidad. Hecho histórico.
El acto académico de la defensa de la tesis, fue todo un acontecimiento.
Aún tendría un nuevo contacto con mi querido profesor. Fue cuando me orientó y alentó,
a fin de que me presentara, ya Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, a la Cátedra de Pedagogía General de la Universidad de Oviedo. Nos presentamos los doctores Palop, Medina y Moratinos, y la Cátedra fue para el Dr.Medina, mucho más experimentado.
Podemos pensar: ¿Qué relación tiene el Dr. Fernández Huerta con la carrera a pie y el deporte? Mucha.
Él me inculcó profundamente una serie de valores que son de gran utilidad en el running, la carrera a pie y las pruebas de resistencia: la constancia, la disciplina, el esfuerzo, la paciencia, el método, la racionalidad, la prudencia, la perseverancia, el espíritu de sacrificio, ese sabe esperar la consecución de logro, el no desfallecer ante el fracaso, el tener las ideas claras, el disfrutar con lo que se hace, ese orden planificador de la investigación experimental y el estudio... Todos estos valores han de ser considerados y aplicados por el corredor.
Los alumnos de sus cursos, en las actividades presenciales en Madrid, le esperábamos por la mañana. Aparcaba su coche junto al edificio principal, y subía al ascensor, seguido por sus fieles discípulos. Sabía transmitir ese halo de confianza y de vocación del gran docente.
Gracias, mi querido profesor. Nunca te olvidaré.
Estudiaré tu obra y la difundiré.








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