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domingo, 15 de agosto de 2010

Albas sábanas teñidas carmesí (IV).








Tras la conversación con Jorge y Laura, en el restaurante, el detective Silva se puso a reflexionar.

Al día siguiente, por la mañana, estaban citados en la Comisaría ( a instancias del Inspector Ramírez)diversos personajes:

Jorge, Laura, Dr. Requejo, el matrimonio Cano y su hijo, Javier Lagraz(director del Hospital), Miguel Consol ( el subdirtector), el secretario Antonio Gómez, los amigos del difunto(Eugenio, Alejandro y Bartolomé), la enfermera jefe , Sra. Bruno, y la enfermera ayudante. El Inspector Ramírez presidía la reunión.

-Queridos amigos- empezó Ramírez-. Nuestros servicios de investigación nos han proporcionado valiosos datos sobre este asesinato. Tenemos un rompecabezas que hemos de desentrañar y en esta tarea nos está ayudando-y se lo agradecemos de corazón- el detective Silva. También ha cooperado grandemente el Dr. Requejo, que es un gran aficionado a la criminología y un sabueso muy importante...

Loas citados a la reunión estaban nerviosos.¿Quién sería el principal sospechoso? Algunos se movían nerviosos en su asiento, como si estuvieran en posición incómoda, como si algo les molestara. Era un rosario de "ticks" y muecas el conjunto de expresiones. Habría de verse. Tendría que haberse hecho un reportaje fotográfico de misterio y emoción.

-Cedo la palabra al detective Silva- apostilló el Inspector Ramírez-.

-Mis buenos amigos...-comenzó Silva, acariciándose la barbilla, señal de concentración en él-. Mis buenos amigos... Tranquilos, que quien no tenga nada que ocultar no debe temer nada. Hoy no revelaré la solución del enigma, pues me falta completar pruebas. Pero yo ya sé quién es el autor del asesinato.

-¿Puede darnos alguna pista?-preguntó Jorge-.

-Naturalmente.La solución está en esta frase: "Albas sábanas teñidas carmesí". Al haber tenido el fallecido muchas visitas, las sábanas tenían señales de huellas dactilares de muchas personas: Eso no era un dato relevante.La sangre era reciente, como se reveló por los análisis forenses. Tenía que haber sido alguien que visitara la habitación al poco de cometerse el crimen.

-Nosotras no tenemos nada que ver-dijo la enfermera jefe-. Fuimos las que dimos la señal de alarma...

Estaba muy nerviosa, al igual que su ayudante. Tenían la cara encendida y una expresión de angustia. Parecía que sus ojos iban a salir de sus órbitas...

-Tranquilas, tranquilas,...Les agradezco el haber informado tan puntualmente. Eso puede ser un atenuante, je,je,...-a Silva le gustaba bromear, pero eso ya era demasiado, era pasarse con el "suspense"-.

Continuó Silva:

-El Doctor Requejo me ha dado una relación de las visitas a la habitación 222. También me ha proporcionado datos psiquiátricos y psicológicos reservados del personal del hospital.El matrimonio Cano, el matrimonio Cano...

-Sí, detective Silva, nosotros también hemos hecho indagaciones.

-Y muy valiosas-dijo Silva-. El matrimonio Cano y su hijo, nos han proporcionado datos, además, de otras personas, entre ellas, Eugenio, Alejandro y Bartolomé, los amigos del finado.

-Yo no tengo nada que ver con el crimen- dijo nervioso y enfadado Eugenio-.

Se armó un alboroto en la sala de Comisaría.

-Orden,orden,...-dijo el Inspector Ramírez-. Exijo siempre el buen tono y la cordura. No permitiré alborotos en la Comisaría. El detective Silva no ha acusado a nadie. Sólo señala indicios...

La paz general volvió a reinar en el viejo edificio de la calle Pérez Mirete (ese es elnombre de la calle donde se ubica la Comisaría General de Policía).

Continuó Silva:

-El análisis de la sangre ("teñido carmesí")fue decisivo. El asesino, al matar, se cortó ligeramente- seguramente en un dedo- y la sangre no era toda del mismo personaje.¿Entienden? El análisis sanguíneo nos lleva al ADN y eso descartaba a muchos pero incriminaba a algunos.

-¿Y de ese análsisi de ADN se puede demostrar quiénes fueron o quién fue el culpable?- indagó Laura, toda intrigada-.

-Naturalmente- aseveró Silva-. Pero eso no es todo. Los análsisis y expedientes psiquiátricos proporcionados por el matrimonio Cano y su hijo y por el Dr. Requejo, llevaron al Inspector Ramírez y a mi mismo, a concentrar la atención en unas determinadas personas. Y descubrimos que, entre los presentes hay una persona, podemos decir, "enferma patológica", un psicópata en potencia...

-¿Y esa persona?...-el secretario Antonio Gómez, era uno de los más nerviosos. Debía saber algo que los demás desconocían-.

-Y esa persona- dijo Silva- usted ya sabe quién es...Usted es el Secretario del Hospital y tiene acceso a expedientes personales. Pero le ruego que esa información, por su bien y el de todos, la tenga reservada.

Todos miraron al secretario que parecía decir...¡Trágame tierra!

-Esa persona patológicamente enferma-dijo Silva- tenía unos móviles importantes para cometer el crimen. A ello se unía su tendencia morbosa a la violencia y a la destrucción, y con esos dos componentes, teníamos el Inspector Ramírez y yo el caso bastante claro.

-¿Tiene algo más que decirnos? Nuestro tiempo es muy valioso- dijo el director, Javier Lagraz, visiblemente enfadado-.

-No, por mi parte nada más- dijo Silva-. Si alguien quiere aportar algún dato, puede hacerlo.

-Si no, levantamos la sesión- apostilló el Inspector Ramírez-. Mañana llamaré a mi despacho a las personas que de un modo muy concreto tienen relación con el crimen. Vayan meditando ustedes hoy lo que les hemos dicho. Hemos de reunir las últimas pruebas para detener al culpable, pues ello es necesario para obtener la orden judicial correspondiente. Les hemos querido informar de todo por deferencia a ustedes , que de un modo u otro han colaborado con nosotros. Hasta mañana.

Fueron saliendo todos de la Comisaría, intrigados, emocionados, aturdidos, nerviosos, eran un manojo de dudas.¿A quíenes llamarían mañana el Inspector Ramírez y el detective Silva, a la Comisaría? Seguramente habría ya una orden judicial y la intervención del cuerpo de policía estaba clara. Mañana, seguramente, habría alguna detención.

Esa noche, casi ninguno de los presentes dormiría tranquilo. Pero uno de ellos, acaso tendría la más angustiosa pesadilla.

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