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viernes, 1 de julio de 2011

Línea Azul:impresiones de un corredor. Mis primeros recuerdos de infancia.






























El ser humano, es un proyecto que se va forjando ya desde la más tierna infancia. Dicen los investigadores en las Ciencias de la Educación, que en los tres ó cuatro años de vida ( como mucho, los cinco) se va forjando la personalidad del ser . Se sientan las bases sustantes de lo que será la personalidad juvenil, adulta y de madurez. Muchos traumas, problemas psicológicos y trastornos de la personalidad, tienen su origen en la infancia. Y, al contrario, una infancia feliz es casi una garantía de un adulto feliz. Por eso los cuatro, cinco, primeros años de vidad son tan esenciales, y la educación infantil institucional y familiar es tan esencial,....


Expongo unos primeros recuerdos de mi infancia, los titulo LAS CASAS-BLOQUE que eran las casas en las que transcurrieron mis primeros tiernísimos años, con los paseos con mis padres por el Parque cercano ( serían el embrión de mi afición a correr), mis pinitos con la bicicleta, mi amor a los animales, y a la naturaleza. Tuve unos padres encantadores, y creo que esa fue la base ( junto con mi hermana Layla, siempre muy unidos) de una infancia, una juventud, una madurez y ahora una senectud, "moderadamente" (bueno, "muy") feliz,.....


Nací el día 10 de marzo de 1944 ( soy Piscis) en Tetuán, capital entonces del Protectorado de España en Marruecos, y que estaba gobernado por el Jalifa (por parte marroquí) y el Alto Comisario ( por parte española). Lo hice en las Casas-Bloque, edificios para funcionarios en zona muy cerca del centro tetuaní y frente a un hermoso y amplio Parque. Mis padres, Teresa y José, tras contraer matrimonio, pasaron a residir en esas Casas. Estaban en régimen de alquiler. Vecinos eran los García Hernández y los Subirats, grandes amigos de la familia Moratinos. Rosa Mary y Merche, hijas del matrimionio García Hernández, eran compañeras mías de juego, pues los tres teníamos una edad similar. En cuanto a los Subirats, tenían dos hijos, algo mayores que yo: Tomasito y Rosa María. Recuerdo que el señor Subirats, era un colccionista de maquetas de barcos y en el salón de su casa tenía un velero que constituía la admiración de propios y extraños.


Nuestra vivienda, tenía un pequeño "hall" de entrada, estando después un pasillo corto. A la derecha, conforme se entraba, se encontraba el cuarto de baño y a la izquierada la cocina, que era muy amplia. Se accedía a un salón, situándose a la derecha y a la izquierda sendos dormitorios. Al fondo, una bien hermosa terraza desde la que se podía ver el referido Parque de Tetuán, singular joya y pulmón de la población.


Recuerdo que a mi padre le gustaba mucho echar la siesta y yo le acompañaba en ese descanso. Me llamaba la atención las sombras que se proyectaban sobre el techo y las paredes, como resultado del paso de los vehículos por la calle .


-¡Papá, papá! ¿Qué son esas sombras?



-No te asustes, hijo. Son los vehículos que pasan, las bicicletas y los coches. El sol produce una sombra que se proyecta sobre la pared.


En una ocasión, mi madre se puso muy enferma. Tenía sinusitis y le costabba respirar. Vino el doctor Prieto, médico de cabecera, y le recomendó reposar durante unos días dándole además un tratamiento. Al poco tiempo mejoró , pero la sinusitis y la alergia nunca se le quitaron. También tenía Teresa problemas de estómago.



Me gustaba, era yo muy chiquitito, que al dormir mi madre me diera la mano.



-¡Mamá, tengo miedo!



-Dame la mano, hijo.



Así me quedaba dormido ( serían tres o cuatro añitos, a lo sumo, la edad en que pasaba esto) y evitaba los terrores nocturnos, circunstancia que curiosamente me acompañó bastante tiempo. En la preadolescencia aún tenía este miedo a la oscuridad a veces,....


Mi padre en aquella época, volvía muy tarde, por su tipo de trabajo, eran unas actividades profesionales de mucho riesgo (no olvidemos la época de la que hablamos,...). Volvía cansado, lleno de tierra, y deseando descansar. Esta imagen de mi padre, llegando a casa tarde, agotado por su actividad en defensa de la seguridad de la ciudad, y deseando bañarse y descansar, nunca la olvidaré. Mi madre y yo, sobre ascuas, esperábamos impacientes



Daba grandes paseos por el Parque, con mi padre. A veces, sobre todo los sábados y domingos, con Teresa y José. En ocasiones, montaba yo en bicicleta, llegando a ser un gran ciclista para mi edad y ganando vario trofeos en gymkanas. En una ocasión, creo que tenía seis años, me caí de la bicicleta, abriéndome una gran brecha en la frente. Mi padre me aplicó un pañuelo con fuerza y la herida dejó de manar sangre. Me quedó una cictariz que llevé muchos años. Ahora, de mayor, apenas si se nota ya...



En los bajos del edificio, había una mezquita árabe y un bar, muy concurrido. Amigos y colaboradores de la familia, eran "Tortuga", Mohamed y Abdelkader. Me llevaban a pasear por la zona, y el bar.... Bueno, dejémoslo. Me pusieron el apelativo de "Chiri", por el que siempre se me llegaría a conocer ( incluso hoy).



-¿Qué son las chirimoyas? -preguntaba-.



Esta pregunta la hacía con frecuencia, y "Tortuga" diría:



-Te vamos a llamar "Chiri", porque siempre estás hablando de las chirimoyas, y además te gustan mucho.



En Reyes, en una ocasión, mis padres me regalaron un cochecito de ruedas y jugaba con frecuencia con él, recorriendo el pasillo de la casa, y la terraza, como intrépido conductor. Otro regalo fue un conejito blanco, que al cabo de cierto tiempo iría al sacrificio, causándome una gran pena pues me había encariñado con el animalito...



Al llegar la Navidad, mis padres preparaban en la cocina, con la ayuda de Mohamed, gran cocinero, suculentos manjares. Este cocinero, tenía una muletilla, que se me quedó grabada:



-Con aceite y vinagre, de cualquier manera.



Para él, el aceite y el vinagre, como se ve, eran vitales.


Me acuerdo de las riquísimas papillas que me daba mi madre, con esa maizena tan práctica para los de mi generación.



A mi padre le gustaba preparar el pollo relleno, siendo un especilaista, y también las migas: eran sus dos platos-estrella.



¿Qué me gustaba a mí?: las papillas, el plátano con galletas y zumo de naranja, los purés ( de patatas, de guisantes, de tomate,...),las uvas negras...



Los olores, me vienen a la memoria. Recuerdo los olores. Así, el fuerte olor a lejía de una empleada de hogar marroquí, que venía a hacer la limpieza. También el aroma que despedía la cocina cuando cocinaban mis padres con Mohamed, el olor especial del zoco de Tetuán, con tan variados productos ( era parecido a lo que en Alicante llamamos el Mercadillo, quizás herencia de los árabes,...).



Un buen día, entró mi padre en casa, acompañado de unos ayudantes, y empezaron a embalar los muebles.


-¡Qué haces, papá?




-Nos vamos a Alcoy, me han trasladado allí y dentro de poco atravesaremos el Estrecho e iremos a mi nuevo destino, como funcionario.......

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