Este blog, trata de ser un vínculo, una relación, con todas aquellas personas interesadas en pruebas de maratòn y de ultramaratón. Entre mis metas cada año, suelen estar el correr los 100 kms. de Madrid, los 100 kms. de Santa Cruz de Bezana en Santander, la Subida al Veleta, y los Maratones de Ciudad Real, Madrid, Ceutí y Valencia, sin descuidar otro tipo de pruebas. Sigo un entrenamiento fuerte de al menos 30 kms. diarios, por Alicante.También practico otras pruebas.
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jueves, 28 de octubre de 2010
Grises sombras sobre el nevado manto-Enigma en el teleférico (IV).
Esa noche, dos sombras se cernían sobre la nieve, en las cercanías del hotel. Una de las sombras parecía entregar algo a la otra.
No sabian que, desde la ventana de su habitación, nuestro detective observaba como el águila que persigue la pieza.
Por la mañana en el desayuno, estaban todos nuestros amigos, antes de ir a entrenar.
Pepito yAlicia, entraron en el comedor corriendo y gritando:
-¡Señor Silva, señor Silva! Hemos encontrado algo en la nieve...
-¿Qué es?- dijo Silva-
-¡Mire!
Y los niños entregaron a Antonio Silva un brazalete de oro y un collar.
-¡Es de perlas!- comentó Jorge, nuestro protagonista-.
-Estaban en los alrededores del hotel. Cuando jugábamps tirándonos bolas de nieve, encontramos estas cosas tiradas.
-Seguramente se les caerían a las dos personas que vi desde la ventana- pensó Silva-.
Fueron todos a esquiar. Perdón, todos, no. Jorge y Silva se quedaron ese dia en el hotel para indagar.
Hablaron con el director del hotel. Planificarían una estrategia para encontrar a los culpables.
El director, corrió la voz, comentando con recepción, conserjería, etc-, que en la habitación de la occisa había muchas joyas que no había retirado la policía.
Sólo quedaba esperar y tener la "red" preparada. Pronto se enterarían los clientes.
Por la tarde, el doctor Requejo se entrevistó con Silva:
-He entregado al Inspector Ramírez las huellas dactilares encontradas en la habitación de la occisa. Pronto la Policía Científica nos mandará los resultados y podremos atar cabos. Bueno... Vd., Señor Silva ya sabe todo...
-Sí- contestó Silva-. Pero hemos de tener pruebas. Los datos de las huellas dactilares junto a la "trampa" que vamos a tender a los presuntos culpables, decidirán todo.
-Inspector Ramírez- dijo Silva-. Por favor, que la policía monte guardia- discreta- junto a la habitación de la fallecida. Tan pronto entren sospechosos, que se me informe. Vamos, si Vd. no tiene inconveniente.
-Ninguno, señor Silva. Ordenaré que una pareja de policías monte guardia desde ahora mismo. En un par de horas vendrán. Mientras se corre la voz, y como tardarán en enterarse los clientes,
pasará un tiempo. Cuando llegue la policía, aún acaso no sepan la noticia de las joyas en la habitación, los clientes del hotel.
Efectivamente. A las pocas horas, dos agentes de paisano, discretamente vestidos- se hicieron pasar por clientes de la estación de esquí- y se alojaron junto a la habitación del crimen.
Ya más tranquilos, nuestros protagonistas disfrutaron del resto de la jornada. Por la tarde, acudieron a la ciudad cercana a la estación. Iban a hacer algunas compras y, de paso, visitar los monumentos de esa población. Tenía una iglesia gótica muy bella, así como un Museo muy interesante. Era un Museo Arqueológico, puesto que cerca de la estación había un yacimiento importantísimo y se habían encontrado vestigios de nuestros antepasados:hombre de Cro-Magnon, del período Holoceno.
El matrimonio Cano, especialmente Eduardo, así como su hijo, Roberto, eran expertos en el estudio del hombre primitivo, y explicaron a sus amigos, con todo detalle, los vestigios del pasado que albergaba el museo, uno de los principales del país.
Cenaron en el pueblo y ya bien entrada la noche, regresaron al hotel.
¿Qué sorpresas esperarían a nuestros protagonistas? Muchas y muy interesantes, pero lo desgranaremos en el próximo capítulo, donde expondremos el desenlace de esta historia, y se nos revelarán resultados y hechos sorprendentes.
Grises sombras sobre el nevado manto. El velo de la noche caía sobre el hotel y mientras los clientes dormían, Silva, en su habitación, elucubraba sobre los entresijos e hilos de la historia. Ya todo estaba claro. Sólo faltaba que a los culpables se les encontrara con las manos en la masa y se les detuviera.
Todo era ya cuestión de horas...
Podía nuestro detective irse a dormir tranquilamente. Todos los cabos estaban atados.
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